El Rincón de Roberta

Mis escritos.

Thursday, March 10, 2016

Vitrina de arte en Saint Gilles - BXL

Thursday, August 16, 2007

Eva y Adán o Al Séptimo Día - Escena III

Eva entra al supermercado de los chinos con Sandra.


SANDRA
Si venías cinco minutos más tarde no me encontrabas. Me estaba yendo a Norte. Pero como te quiero te acompaño en tu filosofía de no comprar a las cadenas corporativas. Igual te aviso que los chinos también son una cadena aunque no tengan el marketing de los supermercados conocidos. Y facturan lo mismo peso más peso menos.

EVA
Sí, puede ser. De hecho lo que a mí me gusta es comprarle al almacenero, al tipo que puedo saludar y con el que puedo tener una relación aunque no sea más que por vivir en el mismo barrio.

SANDRA
Pero es impresionante la diferencia de precios.
(están recorriendo las góndolas mientras hablan)
Mirá esto: el pote de crema Sancor a $3,10. En Norte está a $2,85.

EVA
No sé cómo hacés para retener los valores exactos. De todas maneras, vos realmente pensás que le hace una diferencia al bolsillo esos centavos? O sea, si fueras a comprar 100 cremas, o incluso 10, se justifica. Pero yo soy o muy fiaca o muy romántica, porque prefiero caminar dos cuadras y estar en el chino amigo.

SANDRA
Pero la diferencia se nota en una compra grande comparada con ...

EVA
la interrumpe
San, mirá ese no es el pibe ese con el que salías vos, el animador de fiestas?

SANDRA
No! Sí! Que no nos vea, por Dios!

EVA
¿Terminó todo mal?

SANDRA
Sí. Re hincha pelotas el tipo. Me costó un huevo sacarmelo de encima.

EVA
Parece que no nos vio. Se está yendo.

SANDRA
¿Cómo puede alguien como yo terminar con alguien como él? Una de las cosas que más me intrigan en la vida es el modo en que se entablan las relaciones humanas.

EVA
Bueno, yo por ejemplo me acuerdo de un rockero chileno que se enamoró de mí y me grababa unos compilados de soul under y con eso un poco me conquistó, pero era un desastre, te escupía toda cuando hablaba.

SANDRA
Y, sí, si te deja algo bueno para el recuerdo se acepta. Este que vimos recién sólo me dejó un gran dolor de cabeza.

Apagón.

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Tuesday, August 07, 2007

Eva y Adán o Al séptimo día - Escena II

Departamento de Eva y Adán. Adán está tocando el cello, componiendo una melodía que escribe y corrige en un papel. (Esta acción ocurre con un playback sonoro que el actor deberá interpretar con exactitud). Alrededor suyo hay cortinas transparentes, pueden ser de celofán, de gasa o de plástico, una cortina de tiras que forman un círculo que lo rodea.

Transcurridos algunos minutos, entra Eva.

EVA
Qué garrón tener que interrumpir el cuelgue con la puesta de sol para hablar con la vecina. Es fija, la perfección no existe. Me tomo el día en el trabajo… arreglo toda la casa… subo a la terraza a fumarme un porrito… justo está atardeciendo… subo al tanque de agua y empiezo a viajar con la mirada por todos esos techos y patios internos, y los edificios en el horizonte dibujando esa figura recortada, y el sol dejando el fondo rojo, y el smog dándole a todo esa atmósfera futurista, y empiezo a caer que en en el oeste está el agite, y mi mente está casi llegando a Ramos y de golpe a esta mina se le ocurre subir a buscar ropa.

ADAN

(interrumpiendo recién ahora su acción)
¿Cuál es el problema?

EVA
El problema es haber tenido que comunicarme con ella justo en ese momento. En ese momento no quería hablar con nadie, estaba muy bien en silencio. Y menos con la vecina que menos onda tiene y con la que compartimos la pared.

ADAN
Sí, es más falsa esa mina… Anoche llamó y cortó tres veces mientras estaba tocando.

EVA
Bueno, pero sabés que de noche no se puede tocar.

ADAN
Pero la inspiración no tiene hora, lo sabés.

EVA
Si fueras más disciplinado podrías educar a tu inspiración.

ADAN
Y vos, ¿estás practicando?

EVA
Poco.

ADAN
Ah. Vení, dame un beso y sigamos cada uno con lo suyo, ¿dale?

EVA
Dale. (le da un beso. Adán retoma la acción del violín) Podría ir a comprar algo para la cena. Voy a ver si Sandra me quiere acompañar.

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Saturday, August 04, 2007

Eva y Adán o Al séptimo día - Escena I

Eva está en la terraza del edificio donde vive, de tres pisos y pocos departamentos, situado en el límite que separa el barrio de Belgrano del barrio de Coghland. Subió a fumarse un porrito y a mirar el atardecer poniéndose en el fondo de la ciudad. Está inmersa en sus cavilaciones hasta que una vecina entra a la terraza a descolgar la ropa. Como Eva está en un lugar no visible para el que entra en la terraza (está subida al tanque de agua, que está justamente encima de la puerta) y la puerta está abierta y con la llave puesta, la vecina al entrar mira el espacio, tratando de encontrar a alguien. Es evidente que hay alguien en la terraza, pero no está a la vista.
Eva, que está sumergida en sus visiones lisérgicas de la ciudad en el atardecer desde esa altura, al rato se da cuenta de la situación de su vecina, se pone de pie, resuelve la situación de dónde guardar el porro que tiene en la mano, y sobre todo se pregunta si debería bajar de donde está, con el consecuente tener que hablarle a su vecina, o quedarse de incógnito esperando que su vecina no la vea.
Decide bajar.

EVA, bajando, desde arriba
¡Hola!
VECINA
Ah, hola... eras vos que estabas ahí arriba.
EVA
Sí, vine a ver cómo se veía el atardecer. Es que a esta hora nunca estoy, porque suelo estar en el trabajo; pero hoy falté porque estoy con un ataque al hígado.
VECINA
Ah, sí, a veces te tenés que tomar el día. ¿Vos tenés ropa tendida?
EVA
Sí, mandé lavar aprovechando que había sol para que se seque, pero creo que todavía no se secó.
(la vecina empieza a descolgar; Eva, que está bastante drogada, toca la ropa para ver si está seca y va descolgando algunas prendas)
VECINA
Ah,¿vos mandás al lavadero?
EVA
Estas cosas, las sábanas, las toallas, las mando.
VECINA
Yo ya no sé cuál es mi ropa y cuál la de mi hija. Está tan alta, tan grande...
EVA
Bueno, pueden empezar a compartir la ropa.
VECINA
Nooo, cada una con lo suyo por ahora. Además, a ella no le gusta prestar nada, lo suyo es de ella; ni loca lo presta.
EVA
¿Cuántos años tiene?
VECINA
Diez.
EVA
Claro, es chica todavía. Pero parece de 12.
VECINA
No, pero ella es muy nena todavía, juega con muñecas, no quiere saber nada con los bailes y esas cosas.
EVA
Claro, todavía es chica.
VECINA
El otro día era el cumpleaños de una chica que cumplía 11 y festejaban con una fiesta en un salón, pero a ella no le gustan mucho esas fiestas. Pero el año que viene ya pasa a sexto, y ahí ya hay una gran diferencia.
EVA
Claro, de quinto a sexto es otro mambo

Cuando la charla llega a este punto, y habiendo terminado mucho antes que su vecina de descolgar la ropa , ya que el sol de ese día no había sido suficiente para secarla toda, Eva resolvió que era hora de volver a su departamento, y que no valía la pena contarle a su vecina que ella había sido maestra de primaria y por eso sabía cómo se ponían las nenas a los 11 años.

EVA
Bueno, me voy yendo. Ah, antes te quería avisar que tal vez vamos a estar ensayando bastante en estos días porque tenemos una función importante en un par de semanas. Espero que no te moleste, vamos a tratar de cuidarnos con los horarios.
VECINA
Está bien, no te hagas problema. Más que nada te digo que a veces la que se queja es la nena, que se va a dormir temprano y si están tocando muy fuerte no se puede dormir. También el tema es que la guitarra se escucha por el pasillo, no tanto por la ventana...
EVA
Ok, yo te quería avisar para que no tengamos problemas. El tema es que nuestro horario para ensayar es siempre después de las ocho de la noche.
VECINA
Sí, no te preocupes, mientras no toquen hasta muy tarde.
EVA
Dale, quedamos así. Chau, después nos vemos.
VECINA
Chau, suerte!

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Tuesday, January 02, 2007

CUENTO PARA PONER CORAJE - Capítulo Ocho

La niña roja a veces perdía la voz. Se quedaba cantando mucho tiempo en un lugar, embelesada por un paisaje, por un rinoceronte, por una boca de subte, por un golpe de suerte. Cantaba y cantaba y de pronto se iba y cuando llegaba al siguiente poste de luz ya no tenía su voz para seguir cantando. Iluminación no era lo que buscaba, no.

(Y desde la puerta de la derecha: "Niña Roja, es tu voz y todas las voces de todas las cosas lo que buscas!")

Entonces se daba cuenta de que cuando perdía su voz, tenía que escuchar alrededor suyo para encontrarla. Tenía que escuchar y darse suma de todo lo que no era suyo para restar que ella no era eso.

(Y de nuevo la puerta: "Es hora de volver, se está haciendo de noche en el puente.")

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Tuesday, December 19, 2006

CUENTO PARA PONER CORAJE - Capítulo Siete

Me voy a cortar el pelo y me encuentro con un peluquero.
El peluquero me habla y yo le contesto.
Le hablo y él me habla más.
Pienso en eso de hablar más o hablar menos.
Voy a un asado, algunos hablan muchísimo y otros no hablan nada.
Se habla de historias de miedo.
De las visitas de los fantasmas, de los muertos que no se fueron.
Yo quiero hablar pero me callo.
Sería muy fuerte decir que a mí me da más miedo pensar que tal vez
la que está muerta soy yo,
y estoy ahí, escuchando gente que habla más, otros que hablan menos.
O podríamos estar todos muertos.
Alrededor de esa mesa que todos creemos real.
Porque no quiero penetrar demasiado en ese juego,
en cuanto puedo me pongo a cantar.
Canto y me salgo.
Y me salvo.

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Tuesday, November 28, 2006

CUENTO PARA PONER CORAJE - Capítulo Seis

Ella, la niña roja, cree en el intercambio de energías. Cree que aunque no pueda decir la palabra indicada para hacer sentir mejor a este ser en pena que encontró en su andar rodado, el solo encuentro, la sola compañía, generan un fluir sutil que ejerce su influencia entre los dos seres que intentan comunicarse.

"¿Seré la última poetisa del existencialismo?", se preguntaba a veces. "¿Seré la reencarnación de una bruja quemada en la hoguera en el siglo XV? ¿O será que soy demasiado ambiciosa?"

Se preguntaba esas cosas, y creía en el intercambio energético.


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